martes, 28 de junio de 2011

Funny Games: Juegos con los que te partes



Cuando Michael Haneke rodó su primera versión de Funny Games a mediados de los 90 (1997) muchas películas de éxito tenían una alta carga de violencia. Por ejemplo ese año teníamos películas como L.A. Confidential, Starship Troopers o Con Air; el año anterior Fargo; unos años antes Pulp Fiction, etcétera. Independientemente de la calidad de estas películas, en muchas de ellas el entretenimiento surge de la misma violencia (explicita o implicita) que contienen.

En este contexto el director austriaco nos presenta una reflexión dura, extrema y probablemente sádica sobre la violencia como entretenimiento. Antes de decir nada y por si no la habeis visto os dejo el primer minuto de la película:




La situación de tranquilidad de esta familia de vacaciones pronto será rota por un violencia repentina, brusca y caótica, como la música Hardcore que irrumpe en medio de la música sinfónica o esas letras rojas burdamente superpuestas en la imagen. Los sádicos "juegos" de dos niños pijos aburridos desembocarán en un auténtico infierno y en una de las narraciones más repulsivas de la historia del cine.

Las dos principales armas de Haneke para atacar nuestra conciencia son:

  • La violencia fuera de cámara, la mayoría de las escenas más duras no se ven directamente y esto resulta más impactante que la casquería barata de otras películas.
  • Los sádicos protagonistas "rompen la cuarta pared", dirigiendose directamente a los espectadores, en varias ocasiones normalmente para recordarles que es todo ficción.
Y esta última técnica es la que de verdad hace novedosa y diferente a esta película y la que le hace funcionar tan bien. Cada vez que Paul (Arno Frisch) se dirige directamente a la cámara hace de alguna forma participe al público en su juego psicótico, lo siente todo más real. Y cuando acaba no puedes quitarte de la mente lo que has visto y lo que no has visto por mucho que sepas que es ficción haciendo que te plantees tu malsano gusto por la violencia y también el del mismo Haneke, que a pesar de que su crítica es clara no podemos dejar de pensar que es necesario un buen nivel de sadismo para hacer algo como esto.

En definitiva una película para plantearse el entretenimiento actual e incluso la atracción humana por la violencia con una película dura, extrema y que probablemente os haga sufrir más que pensar. En todo caso hay que verla.

P.D. - Existe otra versión de la película, rodada en USA por el mismo Haneke en 2007 que según dicen es idéntica plano a plano a la versión de 1997, pero no la he visto.

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