miércoles, 5 de enero de 2011

Balada Triste de Trompeta: Un mal chiste sobre España


La última película de Alex de la Iglesia es un espectáculo grotesco, caótico, grandioso y complejo en el que en poco más de hora y cuarenta minutos se mezcla el peculiar mundo del director bilbaino con la historia reciente de España.

Es dificil describir el argumento del film en pocas palabras. La historia gira en torno a la figura de Javier (Carlos Areces) payaso de tercera generación durante los años 70. Los terribles sucesos de su niñez, muy relacionados con la dura y absurda historia de este país le marcan de manera brutal impiendole siquiera plantearse un atisbo de felicidad. En estas circunstancias conocerá a la trapecista Natalia (Carlonia Bang) que no hará sino precipitarle definitivamente a un violento triángulo (que cierra Antonio San Juan en el papel del otro payaso, Sergio) de violencia y autodestrucción.


Todo el mundo dice que ésta es la película más personal de de la Iglesia. Eso es poco decir. En "Balada Triste de Trompeta", Alex hace lo que le da la gana, no se corta lo más mínimo en las imágenes que plantea al espectador, creando un mundo que por un lado es fantasioso y terrorífico pero que por otro lado parece reflejar la absurda historia de este país con una lucidez aplastante.

La película funciona bastante bien más allá de la potencia de las imágenes, el ritmo es muy bueno y la historia resulta coherente; aunque es cierto que existe un tramo de la película, entre el suceso central del film que detona la caída en picado de los protagonistas ( en el caso de Areces simbolizada por varios minutos de metraje "en bolas" por el bosque) y la increíble escena del Valle de los caídos en el que da la sensación de que Alex (como guionista) se pierde un poco. En dicho tramo Aparecen algunos de los momentos más divertidos del film pero no aparecen conexos, no parecen aportar gran cosa al relato, son escenas sueltas, potentes, pero fuera de la historia. Dicen los entendidos que es debido a la ausencia del que hasta ahora había sido mano derecha de de la Iglesia: su co-guionista Jorge Guerricaechevarria.

En todo caso la película es una caída en picado a la locura, en un entorno de tintes expresionistas que representan una visión grotescamente lúcida de España. Existen dos momentos en la película que para mí reflejan esta lucidez de manera muy clara (no leáis los siguientes dos parrafos si no la habeis visto).


El primero es en la escena inicial en la que el ejercito republicano recluta a los dos payasos (Segura y Fofito) para luchar contra los rebeldes. En esta escena un imponente Fernando Guillén Cuervo hace el papel de un capitán miliciano que decide dar un machete al payaso tonto, Santiago Segura (que está vestido con un vestido rosa) para que masacre y "acojone" al ejercito rival. Ver a Segura con ricitos de oro y vestido destrozando a jóvenes uniformados con un machete no deja de ser una imagen muy representativa de lo que se vivió en este país hace 70 años.

La segunda escena es más bien una linea de dialogo. Areces ya con la locura en todo su esplendor está a punto de destrozar la cara de un escopetazo a un viandante cuando junto a ellos pasa el coche del Almirante Carrero Blanco que en ese momento salta por los aires en la imagen más importante de la historia de España en la segunda mitad del siglo XX. En ese momento el demente payaso se acerca al coche en el que los terroristas de E.T.A. comprueban su obra y les espeta: "Y vosotros, ¿de que circo sois?". Alucinante.

Párrafos atrás he denominado como increíble el clímax final en el valle de los caídos. Me parece una pena, que dado lo arriesgado de la película, el exceso que rezuma toda ella, mucha gente no pueda disfrutar de esta escena (claro homenaje a Hitchcock) que probablemente constituya un hito en el cine patrio. Pero estoy convencido que llegado a este punto del film, o estás asqueado completamente o entusiasmado. Lo dicho una pena.


En cuanto a los actores están todos magníficos. Uno echa de menos que los secundarios (la trouppe que forma el circo especialmente) tengan algo más de peso cómico en la historia. En cuanto a los protagonistas. Carolina Bang ( ¡Que no enseña las tetas! ) es absolutamente sensual y erótica. Antonio San Juan da escalofríos desde antes de aparecer en la pantalla, pero el que gana es Carlos Areces haciendo del payaso triste. No hace "ni puta gracia" en toda la película. En un papel humillante, duro, difícil, dramático este cómico se luce y es capaz de borrar del inconsciente del espectador su vis cómica.

Técnicamente es muy solvente, con una muy cuidada fotografía que es imprescindible para el ambiente expresionista que desprende el film. Me gustan especialmente como están tratadas las escenas a plena luz del día, los tonos, las texturas. Y la escena del elefante bajo la lluvia. Otro elemento imprescindible es la banda sonora, particularmente bien elegida, en la que en la parte final está omnipresente la canción de Raphael del mismo título.

Conclusión. Grandiosa y excesiva película, un chiste sin gracia, una tragicomedia de/en España pero sólo la recomiendo a aquellos a los que les guste Alex de la Iglesia. Al resto supongo que les asqueará.